martes, 30 de noviembre de 2010

El Señor Arnaldo...

Al caballero Arnaldo le gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne de ciervo con que servían el plato en el ventorro del Lobito. Quizá gustarle no sea el término más adecuado; le encantaban. Era pasión lo que sentía por esas setas.  En cuanto llegaba el otoño, tras acabar sus quehaceres diarios en el castillo de su señor, el duque de Osuna, Arnaldo colgaba la armadura y acompañado de su fiel escudero y amigo, el recio Alvar Montoya, cabalgaban juntos hasta el ventorro para deleitarse con el sabor de unas setas que hacían ensalivar cada noche a los parroquianos que ansiosos esperaban a que Filomena, la dueña del ventorro, sacara de entre las brasas la tinaja de barro con tan rico manjar.

Sin embargo, aquella noche pasó algo inesperado. Filomena esa noche salió sin la rica comida. Todos quedaron estupefactos, no entendían cómo algo así podía pasar.Filomena con lágrimas en los ojos les contó que un cruel ogro había entrado en su cocina esa misma mañana y se había comido todo cuanto pudieron alcanzar con sus terribles manos.Todos sabían de qué ogro se trataba y tenían muy claro que la cosa no se iba a quedar así, tenían hambre y eso no lo podían consentir... FOGALU
...así que el caballero avisó a sus amigos, los más fuertes, para ir a buscar al ogro y darle su merecido, una vez eztaban todos los amigos juntos, fueron en busca del ogro, pero cuando lo encontraron, vieron todos se quedaron perplejos, no se imaginaban lo que estaban viendo... MARÍA SANCHEZ DE PABLO
...el ogro no robaba porque tuviese hambre, lo que pasaba es que tenía que dar de comer a sus sobrinos. Su hermano los había dejado a su cargo porque tenía que hacer un viaje urgente y él no sabía ni cocinar, ni mucho menos cuidar a unos niños, pues él se caracterizaba por dar miedo y que todo el mundo le respetase y no por ser familiar y cariñoso y un manitas en la cocina. A. GAITAN
...Por lo que los buenos ciudadanos, se ofrecieron a impartirle un cursillo donde pudiera aprender a cocinar, a cuidar de sus sobrinos, mantener la casa en orden... a cambio de que el ogro protegiera el pueblo de intrusos. Al ogro no le pareció una buena idea, hasta que una anciana se ofreció a cuidar de sus sobrinos mientras que él acudía al cursillo. MGGV
...Desde entonces Arnaldo volvió a comer sus adoradas setas. Pero un día Filomena volvió a salir sin su ración de setas. ¿no estaba el ogro vigilando el pueblo de los intrusos? ¿quién le estaría robando las setas?. Volvieron a casa del ogro pensando que él tenía la culpa. Tras negarlo mas de una, dos y tres veces, Arnaldo y su escudero abandonaron la casa. Mientras tanto Filomena cocinaba los mismo platos de carne, los mismos guisos, pero Arnaldo echaba de menos sus setas... AOTEROV

5 comentarios:

  1. ...pasó algo inesperado. Filomena esa noche salió sin la rica comida. Todos quedaron estupefactos, no entendían cómo algo así podía pasar.Filomena con lágrimas en los ojos les contó que un cruel ogro había entrado en su cocina esa misma mañana y se había comido todo cuanto pudieron alcanzar con sus terribles manos.Todos sabían de qué ogro se trataba y tenían muy claro que la cosa no se iba a quedar así, tenían hambre y eso no lo podían consentir.

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  2. así que el caballero avisó a sus amigos, los más fuertes, para ir a buscar al ogro y darle su merecido, una vez eztaban todos los amigos juntos, fueron en busca del ogro, pero cuando lo encontraron, vieron todos se quedaron perplejos, no se imaginaban lo que estaban viendo...

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  3. el ogro no robaba porque tuviese hambre, lo que pasaba es que tenía que dar de comer a sus sobrinos. Su hermano los había dejado a su cargo porque tenía que hacer un viaje urgente y él no sabía ni cocinar, ni mucho menos cuidar a unos niños, pues él se caracterizaba por dar miedo y que todo el mundo le respetase y no por ser familiar y cariñoso y un manitas en la cocina.

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  4. Por lo que los buenos ciudadanos, se ofrecieron a impartirle un cursillo donde pudiera aprender a cocinar, a cuidar de sus sobrinos, mantener la casa en orden... a cambio de que el ogro protegiera el pueblo de intrusos.
    Al ogro no le pareció una buena idea, hasta que una anciana se ofreció a cuidar de sus sobrinos mientras que él acudía al cursillo.

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  5. Desde entonces Arnaldo volvió a comer sus adoradas setas. Pero un día Filomena volvió a salir sin su ración de setas. ¿no estaba el ogro vigilando el pueblo de los intrusos? ¿quién le estaría robando las setas?. Volvieron a casa del ogro pensando que él tenía la culpa. Tras negarlo mas de una, dos y tres veces, Arnaldo y su escudero abandonaron la casa. Mientras tanto Filomena cocinaba los mismo platos de carne, los mismos guisos, pero Arnaldo echaba de menos sus setas...

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